En esos años pasaba una difícil situación económica, ya que era muy difícil encontrar empleo. Me encontraba haciendo TAXI, en un auto alquilado, aun recuerdo la marca, modelo y color. Era un Chevrolet Corsa de 4 puertas, color azul eléctrico, del año 1996.
Todos los días Domingos, muy temprano, con mucha emoción comparaba el diario EL COMERCIO con la ilusión de encontrar algún empleo, marcarlo con plumón fosforescente para que el día Lunes a primera hora enviar mis Hojas de vida, las cuales imprimía en un local de internet, ya que en esa época no tenía ni computadora, ni impresora, menos internet.
Así que tenía que tener un presupuesto para esta actividad, era algo complicado ya que, entre impresiones, fotocopias, folders manila y movilidad para hacer las entregas de las hojas de vida. Esto si que afectaba mucho mi economía ya que, a duras penas con el taxi, solo me salía para el diario.
Por lo que tenía que optimizar mi gasto. También tengo que hacer mención que había Domingos que no tenia ni para comprar el diario. Ya que los ingresos que me daba el Taxi eran muy reducidos.
Aun recuerdo que vi un aviso bastante grande que decía como título PACÍFICO VIDA, busca Asesores de Ventas para su Programa de Formación de Gerentes. Me pareció muy interesante el título, decía dejaré mi hoja de vida en una oficina del diario EL COMERCIO, que quedaba en la Calle Begonias en San Isidro.
Normalmente era el primer lugar que visitaba, para deshacerme de algo de bulto, además el primer ómnibus que tomaba me dejaba en el Puente Canaval y Moreyra en San Isidro, de ahí caminaba hacia los demás puntos de entrega de las hojas de vida. Esta labor podía demorar de uno a dos días.
Luego de las entregas tenías que estar al tanto de tu teléfono fijo o encargar a tu mamá o a tu hermano menor que conteste o estar con buena batería en tu teléfono móvil para recibir la llamada. Y tomar nota del encargo parta la entrevista.
Recuerdo que en esa época le dejaba el teléfono de la tienda de mi papá, aun recuerdo el número era 4275561, el cual me guardaba los encargos, yo cuando hacía taxi tenía que pasar en algún momento por la tienda de mi papá que estaba ubicada en el Jirón Ayacucho 536 en el centro de Lima, para ver si tenía algún encargo, de entrevistas.
Llegué a la tienda, me estaciono en la puerta, de pasada tenía unas ganas terribles de ir al baño y mi papá con su asistente Raúl Rivas, me dan la noticia que tenía una entrevista en Pacífico Vida también era en la calle Begonias, pero en la cuadra 01, no recuerdo bien la dirección, pero sé que era un segundo piso. Abajo un señor muy amable por años vendía corbatas.
Me citaron a las 10 am. Ese día, me desperté muy temprano, planché mi camisa amarilla manga larga, mi pantalón beige de dos pliegues, mis zapatos tipo mocasines marrones estaban brillosos, impecables y tenía un Blazer Azul cruzado de broches dorados, casi parecía un Bolognesi en la Batalla de Arica, que lo había mandado a la lavandería y estaba muy limpio y muy bien planchado.
Salgo de Villa el Salvador muy temprano y tomé la 73 que pasaba por la Vía Expresa en esa época, y llego al puente Córpac a las 9 am, una hora antes de la reunión.
Así que con mucha paciencia y seguro con el horario me voy a un pequeño parque que estaba en el inicio de la calle Begonias, frente al Metro, creo que hoy es Plaza Vea, justo en ese momento recordé que años atrás, cuando era niño en ese parque una señora vendía mazamorra morada con arroz con leche a todos los alumnos a la salida del Alfonso Ugarte Colegio que me albergó, por 3 años, desde Sexto de Primaria hasta segundo de secundaria.
Me puse a pensar en esas bellas épocas, sentado en una banca debajo de un árbol, miraba a las personas caminando y que disfrutaban de las calles de San isidro, también pensaba que lo lograría en esta entrevista.
Cuando de repente me cae algo en el hombro de mi Blazer, era excremento de paloma, no podía ser, lo acababa de recoger de la lavandería y mientras lo limpiaba con algo de papel, me cae otro pedazo en el brazo. Era injusto, era mala suerte, el destino no quería que consiga el trabajo y sinceramente lo necesitaba.
Me alejé del parque y miré el Metro, fui muy rápido al centro comercial y fui directo a la sección de desodorantes y perfumes, limpie con unos pañitos húmedos la suciedad y le eché todo el perfume y desodorante que pude, pero el olor era muy intenso.
Miré el saco y estaba húmedo con restos de papel higiénico, más una combinación de olores alucinante. Salí muy triste del Centro Comercial, ya estaba medio despeinado y sudoroso, y eran 5 minutos para las 10 am. Y tenía que tomar le decisión de ir a la entrevista o regresar a casa derrotado.
Pasaron en ese momento muchas cosas por mi cabeza, no tenía dinero para el siguiente día, tenía que seguir taxeando, justo cuando caminaba hacia al paradero para regresar a casa, me dije que carajo yo voy a esa entrevista y me dan el trabajo. Así que me di media vuelta y enrumbé a la cuadra uno de Calle Begonias, total ya estaba todo echo, lo peor que pasaría era que no me contraten.
Llegué y subí al segundo piso, saludo al señor que vendía corbatas abajo en la calle y llego a la puerta, sudando, toco el intercomunicador, me responde una voz muy dulce, buenos días, le digo vengo por la entrevista de trabajo, soy el Señor Evans Carnero, un momentito por favor, me dijo, y luego, me dice pase por favor, me abren el portero eléctrico y ya estoy adentro, en la sala de recepción habían tres personas más, muy elegantes, esperando la entrevista, yo estaba tranquilo porque el olor de los desodorantes era fuerte y no se hacía notar lo que estaba por estallar.
Fueron pasando uno por uno, los candidatos, el olor cada vez iba disminuyendo y el otro olor salía a relucir, pero ya ni cuenta me daba, era como que estaba con las glándulas olfativas obstruidas.
Me toco a mí, luego de una hora y media de espera y me dicen, pase por favor.
Ingreso a la oficina y me atiende una señora de unos 50 años, muy amable ella. Era la Gerente de RRHH de la compañía. Ya no recuerdo su nombre. Me pregunta sobre mi experiencia laboral y los datos de mi Hoja de vida.
Estábamos conversando muy amenamente, creo que tengo esa virtud desde niño, me gano a las personas muy fácilmente, estaba ya muy contento porque, me estaba dando cuenta que ese trabajo era mío. Me lo estaba ganando en la entrevista. Pero la señora de rato en rato hacia gestos como si algo olía mal y yo solo me hacia el loco, como que conmigo no era.
Hasta que creo, que ya no aguanto más, y me pregunta no hueles algo raro, yo la miro con cara de asustado y le digo, no, no logro oler nada. Ǫuizás es el ambiente.
Seguimos conversando y me vuelve a preguntar, no hueles nada estas seguro, huele muy mal. Yo me seguía haciendo el loco.
Y me dice lo segundo: además veo que solo tienes 25 años, y en este trabajo la regla mínima es 27 años. Yo pienso que reglas más estúpidas.
Con ese segundo comentario honestamente, me sentí derrotado. Y me vuelve a preguntar: En serio no hueles nada.
Ya con esa tercera pregunta, me dije es ahora o nunca, tomé aire y me fui con todo. Me paré, de la silla y le dije, sí señora le diré la verdad, soy yo, bueno no yo, es mi blazer.
Ella me miró, y me dijo, no entiendo me puede explicar por favor.
Primero permítame sacarme el Blazer y dejarlo en la ventana para que oree, le dije. Por que lo que huele mal es mi Blazer.
Ella me dijo ok, déjelo en la ventana, por favor.
Mire señora, le dije, yo vivo en Villa el Salvador, vine desde ahí. Salí muy temprano, lavé mi ropa, la planché, llegué una hora antes y me senté en el parque, porque llegué muy temprano, y no se imagina, la paloma me cagó en mi blazer, dos veces.
Me iba a ir, pero tengo un hijo pequeño y necesito el trabajo, así que con todo y guano vine a la entrevista, se que dirá que estoy loco, pero si estoy loco, pero por conseguir el trabajo, porque que si no lo consigo no voy a tener para comer las próximas semanas. Ya no tenía gas, estaba en serios problemas.
La señora me miraba y qué pensaría, yo seguía con mi exposición de lucha y deseo de trabajar en esa compañía.
En ese momento ella me dice, basta, no sigas más.
Yo me dije seguro me saca de la oficina, con el personal de seguridad, por asqueroso y como adicional no tengo la edad mínima para el puesto.
Mira Evans, me dijo, ese es tu nombre verdad, si señora le respondí, mira jamás me pasó esto, que un candidato venga a una entrevista con el blazer, con este tipo de olor, me haz echo reír y eso para mí es importante, eres una muestra viva de perseverancia.
Mira chico, ¡estas contratado!
¿Yo escuché y le pregunté ¿en serio, no le importa que esté con el saco con excremento de paloma?
No, por eso te contrato, por el excremento de paloma.
Me dio mucha risa esa respuesta. Nos empezamos a sonreír los dos.
Pero, me dijo lo siguiente:
Solo que con una condición:
¿Cuál, le pregunté? En tu caso solo te vamos a pagar tu primer mes de capacitación, si estas entre los tres primeros del curso y logras vender alguna póliza, durante el mismo, que dura 4 semanas.
Si no logras eso, no hay pago.
Me quede pensando y le pregunté, cuál era el sueldo, me respondió 700 dólares, de sueldo asegurado mensual. 350 dólares cada quincena.
Le respondí ni hablar, yo voy a terminar primero.
Listo, me dijo no se diga más nada, el lunes te esperamos a las 8 am. El curso es todo el día termina a las 6 pm., con dos horas para tu almuerzo.
Listo señora, muchas gracias nos vemos el lunes.
Le di la mano, recogí mi blazer, que estaba oreándose en la ventana, y me fui, tan alegre que ni pensé en todo el olor que destilaba en el ómnibus de regreso a casa, no me interesaba nada. Era feliz.